Mi memoria olvida que comió anoche,
cuantos sueños se quedaron en la lata de duraznos
y nuestro aniversario.
Es la alguien que no baja la tapa,
la de un joven que se tatúa extraños signos en el cuerpo,
para recordarse cuando sea viejo
que tuvo sueños de niño
y miedos de hombre.
Es aquella que recuerda
niñas sonrientes
vistas una noche,
Pero olvida como empezaban esos cuentos, esos poemas,
en cajas polvorientas,
escritos cuando la ciudad era algo nuevo y misterioso
y me invadía el estupor
de no saber que pasaría mañana.
Mis recuerdos aparecen rápido,
cuando veo un pantalón, una remera, un cuaderno,
marcas de lo irreal,
cuando yo era otro y el mismo.
Sonrío y los meto en una bolsa.
Mi memoria es una que nunca olvida,
solo que a veces no se acuerda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario